Conquistar el Mundo

Frio y calculador para los que me aprecian; Insensible, falso y sobretodo manipulador para los que no me aprecian. En algun caso alguna persona ha llegado a calificarme de sensible. El alcohol (o el enamoramiento, que es bastante peor que la borrachera) debia nublar de forma importante su juicio en ese momento. Otros datos mas objetivos: varon, nacido en 1978, residiendo en Barcelona.

jueves, junio 15, 2006

The plaque for the alternates is down in the ladies room,

La mejor frase de otro VHS rallado por el uso y grabada a fuego en mi joven cerebro en desarrollo.



Y contrariamente a la mayoría, mi piloto era Iceman, porque no mata copilotos, no lloriquea como una nena y además es el primero de la promoción

Cuando los griegos inventaron los juegos, instituyeron la corona de laurel para el vencedor y se olvidaron por completo del segundo. Todos los inventos de medallas, diplomas, finalistas y demás parafernalia para honrar a los más buenos de entre los perdedores son posteriores y vienen a demostrar una vez más que quien no se consuela es porque no quiere…


Hay especialistas en ser vencedores morales (pero perder), en luchar hasta la extenuación (y perder), en sucumbir ante fuerzas superiores (léase, perder), en verse perjudicados por condiciones adversas (y perder) y en tener mala suerte en el último momento (y perder).

Siempre he sido terriblemente competitivo, en todo lo que he hecho, a veces contra otras personas, pero básicamente contra mí. Esto me ha llevado a algunos exitos y también fracasos.

Recuerdo en una ocasión, en un examen de atletismo, lleve mi resistencia física al límite. Hacía rato que tenía el sobresaliente, pero seguí corriendo y corriendo sin que mis compañeros entendiesen muy bién por qué… El motivo era sencillo, trataba de alcanzar la marca que el profesor había situado como inalcanzable (bueno, literalmente alcanzable solo por John Rambo). Toda referencia a la presencia de cierta chica entre los espectadores será consignada como mera coincidencia, claro.

Conforme mi cuerpo iba consumiendo sus reservas, deje de percibir estímulos auditivos (el griterío de un patio lleno de gente y las señales acústicas grabadas que marcaban el ritmo al que debía correr). Enseguida mi campo visual se redujo hasta limitarse a las baldosas por delante de mis pies y deje de ser consciente del cansancio muscular de mis piernas, que se movían sin control, pero seguían avanzando.

El profesor me agarró por la camiseta y me obligó a parar. Abría la boca y gesticulaba, pero yo no oía nada. Minutos más tarde (bastantes minutos) logré recuperar el resuello y me enteré que había pulverizado el record del hombre que comía cosas que harían vomitar a una cabra…

Estuve todo el día medio atontado, con una gran laxitud muscular. Sin muchas experiencias con que compararlo en ese momento, a posteriori lo igualaría a los mejores orgasmos de mi vida

Al margen de la infinita satisfacción por mi proeza, el episodio quedó archivado para estudio. No entendía muy bien lo que me había pasado, pero me propuse averiguarlo algún día. He competido en pruebas de medio-fondo durante años y nunca he vuelto a experimentar nada de semejante intensidad.

Bastantes años más tarde, las clases de fisiología cerebral me han explicado lo que me pasó en esa ocasión. Han sido descubrimientos cómo ese los que me han empujado a seguir con una carrera que escogí casi por accidente.

Lo que no he logrado averiguar todavía es la cura para el complejo de ‘la placa para los segundos está abajo, en el lavabo de señoras’. Sigo asumiendo como retos personales y dedicando cantidades absurdamente desproporcionadas de esfuerzos a cosas sin valor, simplemente porque alguien ha dicho que son imposibles…

Una buena amiga consiguió que subiese a casa fresas a las 2 de la mañana, simplemente divagando sobre lo imposible que sería encontrarlas a esa hora. Cuando subía las escaleras de tres en tres y sufrí un resbalón decidí terminar de subir a velocidad más razonable. Entonces me di cuenta de lo que estaba haciendo, de lo profundamente que me conocían y de las redes en las que estaba irremisiblemente atrapado.

2 comentarios:

  • A las 11:15 a. m. , Blogger Ysondra ha dicho...

    Adoro tu blog! Estoy muy contenta de que te animaras a escribirlo ^^

    Yo también tengo recuerdos curiosos de la "course navette" del instituto. Siempre me ha dado rabia infinita quedar mal y perder delante de nadie.

    Como me dijeron alguna vez, cuando eres perfeccionista, compites contra tí mismo, y el peor castigo cuando fallas, los reproches, no vienen precisamente de fuera.

    Hasta hace poco, nome había dado cuenta de cuan cierto es.

     
  • A las 8:29 p. m. , Blogger Keve ha dicho...

    Creo que la pelicula el color del dinero lo dice todo, en los primeros y los segundos, realmente discrepo para variar de Ysondra, porque comerte la cascara de un huevo, o el huevo mismo, si realmente lo bueno es freirlo? Ser el primero sirve para un entorno, ser el mas listo para un contorno. Es mejor apostar por otro y ganar mucho mas de una derrota aparente, y llebarte el dinero, o la chica. Todos conocemos eso de los dos chikos que se pelean y al final ella va con el mas magreado, evolutivamente mas debil? no, evolutivamente mas adaptado a los tiempos, pero escribes muy bien Chua, un saludo :)

     

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