Conquistar el Mundo

Frio y calculador para los que me aprecian; Insensible, falso y sobretodo manipulador para los que no me aprecian. En algun caso alguna persona ha llegado a calificarme de sensible. El alcohol (o el enamoramiento, que es bastante peor que la borrachera) debia nublar de forma importante su juicio en ese momento. Otros datos mas objetivos: varon, nacido en 1978, residiendo en Barcelona.

viernes, junio 16, 2006

25 de octubre de 1917: Monte Matajur

Una batalla de escasa importancia en la primera guerra mundial, aunque trascendental en la carrera de un joven oberleutnant (teniente primero) del ejército alemán.

Al mando de 3 compañías de montaña y una de ametralladoras lanzó un ataque sobre las posiciones fortificadas italianas en el sector de Trieste. El objetivo del ataque alemán era la cima del Matajur, una elevación estratégica.

Después de 22 horas de lucha y de desobedecer explícitamente las órdenes de sus superiores en varias ocasiones, los 400 alemanes habían tomado el Matajur y capturado más de 9000 prisioneros. Tuvieron que lamentar 6 muertos y 30 heridos entre sus filas.

Como tantas veces sucede, otro compañero oficial se apropió del mérito de la acción y recibió la ‘Pour Le Merite’, la máxima condecoración al valor del ejército alemán.

Resulta evidente que 9000 soldados no se rindieron a la vez, fue el resultado de una serie de ataques, contraataques y escaramuzas impecablemente ejecutadas por un pequeño grupo de soldados que creían ciegamente en su líder.

Rommel era un táctico brillante, que supo sacar el máximo provecho de principios bélicos tan simples como la concentración de fuerzas y la sorpresa y que siempre ejerció el mando desde la misma primera línea de fuego, despreciando en ocasiones la visión de conjunto en favor de centrar toda su atención en el punto clave de la batalla.

Sin embargo, los ejércitos están llenos de tácticos brillantes, y pocos se acercan a los logros de Rommel. Es más, algunas de sus más famosas victorias no pueden atribuirse a las tácticas (como ejemplo, en Gazala su maniobra de flanqueo fracasó, pero derrotó a una fuerza inglesa superior a él).

¿Por qué ganaba Rommel batallas que no podían ganarse? Porque creía en él, se creía superior a cualquier otro enemigo y era capaz de transmitir esa seguridad en si mismo a sus soldados. Un soldado a las órdenes de Rommel era un soldado convencido de la victoria.

En cierto momento de la batalla de Matajur, se dio la orden de retirada. Dos de las compañías de Rommel obedecieron, pero la que estaba con él en ese momento continuó el ataque. 100 alemanes contra 1200 italianos. Tras un intenso tiroteo, los italianos se rindieron, pensando que estaban cercados por una fuerza muy superior… Desde luego, si hubieran sabido lo reducido del contingente de Rommel hubieran actuado diferente, pero quién podía pensar que estaban siendo atacados por una fuerza numéricamente inferior en relación 1:12…

Y en el otro lado… ¿qué soldado se lanza adelante contra un enemigo atrincherado que le multiplica en número cuando las compañías a su alrededor se retiran? Sólo uno que ve a su jefe a su lado, cubierto de barro y no mandando correos desde un castillo en la retaguardia y que ya ha salido airoso de situaciones similares.

Esa capacidad de liderazgo es algo innato: se puede entrenar, se puede pulir, se puede mejorar, pero si no la tienes, por mucho que lo intentes nunca lograrás mandar nada. Te obedecerán los que no tengan más remedio, serás siempre el jefecillo enchufado inútil que nadie respeta y todos tratan de zancadillear.

El líder se gana el respeto de los demás y sobretodo la lealtad. Esa es posiblemente la clave de toda esta historia.

Es un sentimiento difícil de explicar. No es un sentimiento primario como el amor, el odio… Es ese sentimiento que te impulsa a aceptar las decisiones otro aunque te parezcan equivocadas, inapropiadas o sencillamente cuestionables, simplemente porque vienen de Esa persona. Puede errar ahora, pero no lo ha hecho la inmensa mayoría de las veces anteriores, así que le prestas tu apoyo porque se lo ha ganado con creces antes…

El amor, el odio… tienen un abordaje más obvio.

El amor sirve para asociarse a una pareja con la que la mayoría de veces no lo harías sin la mediación de cupido. Además dura unos pocos años, el tiempo que tarda una mujer en gestar, alumbrar y criar a su descendiente hasta que éste logra una mínima autonomía, periodo en el que necesita más apoyo de su compañero. Potencia la reproducción.

El odio sirve para evitar que alguien te hiera repetidamente. Después de una experiencia suficientemente negativa, aparece un fuerte rechazo que ayuda a prevenir más daño desde ese lado. Es una ayuda a la supervivencia.

¿Y la lealtad? ¿Para que sirve? Está claro que le va muy bien al que la inspira pero… ¿y al que la profesa, en qué le beneficia?

Sería fácil responder ¿Y por qué tiene que beneficiarle en algo? ¿No puede ser una capacidad adquirida por otra vía que no sea la salvaje competencia descrita por Darwin? Pues es tan fácil (o tan difícil) demostrar la existencia de esa ‘otra vía’ como de negar su existencia, así que yo personalmente prescindo de ella hasta que la necesite para algo…

La lealtad, tiene que ser en último término, como todos los sentimientos, egoísta. Se puede ser leal pensando que la relación ha sido beneficiosa y lo va a seguir siendo, o simplemente porque crees que te vas a sentir mejor siendo leal que traicionando una confianza. En el fondo es lo mismo, buscas lo mejor para ti.

Es posible otra aproximación al concepto de lealtad. Es uno de los principios de la ciencia: si algo es muy confuso, algo es difícil de definir, es que o faltan elementos, o sobran: hay que cambiar el enfoque, reducirlo o aumentarlo.

La lealtad, el respeto, el cariño y 200 sustantivos más que se podrían encontrar son todas bonitas palabras para describir una misma cosa: el efecto que provocan en nosotros las buenas experiencias y que nos llevan a ser capaces de ver en perspectiva, en juzgar la totalidad de una persona y no cada uno de sus aspectos, de ver más allá de la contrariedad que se nos acaba de cruzar.

Así, aunque aunque no sea tan bonita ni tan poética, la lealtad es una de las bases de toda relación duradera (amistosa, sexual, familiar, lo que sea). Sin ella, seriamos incapaces de compartir un mismo espacio sin declararnos la guerra.


1 comentarios:

  • A las 9:53 a. m. , Blogger Ysondra ha dicho...

    Meow!

    Me ha gustado mucho ^^

    Siempre aprendo cosas nuevas. Yo también soy un Rommel en potencia (auqneu tú mucho más que yo ^^).

    Meow! ^^

     

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